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jueves, 8 de marzo de 2012

Leyendo a Adam Smith para entender la situación actual


La distinción entre benevolencia, o caridad, y justicia es, desde mi punto de vista, de una gran relevancia en un momento en el que se ha definido a la familia como una ONG y en el que parece que la “solidaridad” está muy bien para “tapar” u ocultar la injusticia intrínseca a un sistema económico y la injusticia de una situación definida como crisis pero que en un lenguaje más preciso no es nada más que un saqueo de lo público y de los derechos sociales y humanos por parte de los empresarios, algo que mp es ajeno a lo que ya observaba Adam Smith en su época. La diferencia consiste en que ahora se utiliza una supuesta situación “democrática” para “legitimar” el citado saqueo, “por el bien de todos”.

Decía en 1973 Galbraith, un lúcido economista de origen canadiense, que "Adam Smith es demasiado sabio y entretenido para relegarlo entre los conservadores, pocos de los cuales lo han leído alguna vez", (Anales de un liberal impenitente). El problema es que parece que tampoco lo han leído los que dicen no ser conservadores y así, en mi opinión, nos estamos perdiendo a una persona cuyas lúcidas y atinadas reflexiones nos podrían ayudar a entender mejor qué es lo que está pasando a la vez que disfrutar de su lectura. Además, Adam Smith prestaba atención a las motivaciones que podían explicar el comportamiento de las personas, no tratando de etiquetarlas sino de entenderlas para poder comprender mejor en qué tipo de sociedad se encuentra uno y qué podemos esperar de nosotros y de los demás. Para empezar, y frente al cliché de que defendía el egoísmo cómo motivo fundamental del comportamiento humano, creo que merece la pena destacar algunos párrafos de su Teoría de los sentimientos morales, publicada originalmente en 1759.

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