Antes de entrar en materia permítanme confesarle algo.
Escuchando a los colegas que me han antecedido en la palabra, por cierto han sido exposiciones brillantes y bien explicitas al alcance de ustedes, solo me resta decirle que mi tema, no mi turno, quedo suficientemente expuesto, tanto por los expositores como por la participación de ustedes en las preguntas y comentarios; de manera que mi turno lo dedicare a tratar otros aspectos, que si bien no tienen relación directa con el tema que me correspondía, no deja de tener cierta importancia y utilidad para lo que aquí se trata hoy.
Entiendo y pido disculpa por introducir una temática que no estaba en agenda, pero me veo en la obligación de pedirle y compartir con ustedes algunas reflexiones sobre aspectos, no normativo de la teoría y práctica del cooperativismo, pero si tienen que ver con fines trascendentes con la identidad universal de los valores y principios cooperativistas.
Es propio tratarlo ahora que estamos en una fase embrionaria en la formación de esta cooperativa, Coopsisagro.
Señores, en estos momentos esperanzadores pero preocupantes de la historia de este nuevo siglo, asistimos al fenómeno de la “globalización” tanto económica como cultural, donde se nos quiere imponer un “pensamiento único” para legitimar su justificación. Se intenta acuñar en las conciencias de millones de seres humanos, utilizando poderosísimos resortes de influencia, persuasión, manipulación, como nunca se conocieron en la historia de la humanidad; nos referimos a los medios masivos de comunicación, la tv, la radio, los medios impresos,etc.
Urgente es la necesidad imperiosa de promover el conocimiento sobre un tema tan trascendente, cuando la sociedad necesita cambios profundos en función de hacer emerger un nuevo modo de vida, para enfrentar la globalización, la pluricultura, y las transformaciones que la posmodernidad impone con su ausencia de valores éticos.
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