(camilavallejodowling.blogspot.com)
La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) ha invitado a una delegación de las Juventudes Comunistas de Chile a las actividades de conmemoración por su 50° aniversario.
Formo parte de esta delegación y espero aprovechar este viaje para también realizar intercambios y diálogos con los estudiantes de un país que destaca por sus altos estándares de calidad de una educación que es pública y gratuita.
Tendré la oportunidad de poder reunirme con dirigentes estudiantiles de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) y de nuestra organización hermana la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), así como también recorrer distintas campus universitarios donde se organizarán foros y debates para poder intercambiar las experiencias del movimiento estudiantil chileno y el cubano.
Sin embargo, ya se empieza a percibir en el ambiente del debate público nacional ácidas críticas por haber aceptado esta invitación. Los mismos sectores que no han criticado al Papa por su viaje a la isla, juntarse con Fidel y declinar reunirse con la disidencia, rasgan vestiduras por la visita que jóvenes comunistas haremos a la isla.
Es por esto que quisiera compartir esta reflexión sobre lo paradójico que resulta el discurso de quienes critican con tanta rabia a Cuba o a quienes sienten cariño y respeto por ella, pero que por otro lado, justifican inaceptables prácticas y desigualdades que día a día transcurren en nuestro país, o incluso en el mundo entero debido a las guerras, el hambre, la explotación, la violación a los derechos humanos y un sin fin de consecuencias de la deshumanización que ha producido y sigue produciendo el sistema capitalista y determinados agentes del imperialismo estadounidense.
Lo primero que quiero señalar es que no es primera vez que visito Cuba.
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