Orlando Gil
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¿ARTE O MAGIA?.- No puede decirse que por arte de magia, pues en el caso no hay arte y mucho menos magia, pero si es verdad que por alguna razón inexplicable van desapareciendo del escenario electoral los escándalos de corrupción que eran el pan de cada día semanas atrás y de igual modo los personajes de esos capítulos siniestros sobrevivieron. Las olas fueron altas, suficientes para ahogarlos, pero resultaron buenos surfistas e hicieron del agua encrespada un podium de campeones. ¿Dónde los reportajes, las denuncias, las acusaciones? La campaña se hizo cargo, y como ocurre siempre, el animal herido se perdió en la maleza. La lección queda para quienes quieran aprenderla. Dormir con políticos es como hacerlo con muchachos. Lo menos que puede pasar es amanecer empapado de orina ajena. Alguien lloró ante el desconcierto de que ahora no se sabe quién es quién y se quejó de que los políticos se dedican al periodismo. Todo lo contrario. Ahora es más fácil saber quién es quién, pues nadie disimula. Cada cual anda con su gorra y camiseta...
DIFERENCIA.- Los políticos pueden meterse a periodistas y eso no altera ni cambia nada. Cada cual tiene su lenguaje, sus intereses, sus finalidades, de manera que se confunden los que quieren hacerse mensos. Que no es lo mismo cuando se da al revés. Que el periodista se mete a político, o quiere llevar a cabo sus tareas, como sucede en la actual campaña. Tal vez esta última apreciación explique la ausencia de los reportajes, de las denuncias y acusaciones que se hacían en los medios de innegable acreditación. Se dieron cuenta de que estaban haciendo el trabajo de otros, pues la campaña es un tiempo para que los candidatos o sus partidos convenzan a los electores de las virtudes de sus propuestas. Si un bando de oposición interpreta que su adversario del gobierno falta a la moral y que administra los fondos públicos de manera engañosa, debe decirlo y sufrir las consecuencias. Entre ellos pueden sacarse las lenguas o mentarse las madres. Pero cuando lo hace un programa, la cosa cambia. Las respuestas no pueden ser iguales y las reacciones tampoco...
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