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sábado, 18 de abril de 2015

"Río lleno de cadáveres era nuestra realidad": Sobrevivientes recuerdan el asedio de Leningrado


RIA NOVOSTI / Boris Kudoyarov

Uno de los episodios más trágicos de la Segunda Guerra Mundial fue el asedio de la ciudad rusa de Leningrado. RT entrevistó a dos sobrevivientes que vivieron el bloqueo como niños pequeños. 71 años después, ambos todavía derraman lágrimas al recordar esos días oscuros.


Zinaida Ivanova, que tenía sólo 3 años cuando estalló la guerra en junio de 1941, ha contado a RT cómo su madre solía cortar un pedazo de 125 gramos de pan asignados a los habitantes de la ciudad por día en pequeños cubos y secarlos. Cuando la mujer se iba para el trabajo, les daba las piezas a Zinaida y sus cuatro hermanos a para que las chuparan como si fueran caramelos.


Además de la falta de alimentos, que afectó a todos los seres vivos de la localidad, incluyendo los cuervos, gatos y perros que servían como comida para los desesperados residentes, las condiciones sanitarias también sufrieron mucho. Los ataques aéreos alemanes destruyeron las infraestructuras civiles, sistemas de agua y alcantarillado por lo que la gente se veía obligada a verter residuos por las ventanas.


"No había agua, hacía falta buscarla. Mi madre encontró un par de botas de mi padre, las cortó en tiras finas, ya que antes de la guerra los zapatos se hacían de cuero genuino, como piel de cerdo. Y ella utilizaba estas tiras para hacer la sopa", recuerda Ivanova.

Los recuerdos vívidos de los dos años de bloqueo todavía se ciernen también sobre los sobrevivientes del asedio. Tatiana Korsakova, de 78 años de edad es otro de esos casos: "Si cierro los ojos me acuerdo de inmediato de esa habitación oscura. Había una pequeña lámpara de queroseno en la mesa, una estufa de barriga en el medio de la habitación... algo se está cocinando en ella, pero el olor no es muy sabroso. Sé que es el pegamento de madera, pero tengo muchísima hambre".


A Korsakova todavía se le eriza la piel con los recuerdos de ella y sus amigos cuando iban al puente sobre el río Fontanka. Los niños observaban cadáveres flotando, pero "no tenían ni miedo de ellos ni sintieron ningún disgusto. Era sólo un hecho de la realidad en que estábamos viviendo".

El cerco de Leningrado, uno de los más largos y feroces en la historia, duró 872 días, a partir de septiembre 1941 hasta enero de 1944, dejando a más de un millón de civiles muertos.

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