"Hace tres años ni nos podíamos imaginar que España iba a pasar por esto", le dice a BBC Mundo Isabel Martín, de 67 años, sentada en el comedor de la casa que apenas una hora antes le estuvieron a punto de
embargar a su hija, su yerno y sus dos nietos adolescentes.
Ella y su marido, Luis Nieto, de la misma edad, tienen vivienda propia, libre de deudas, y pueden afrontar los gastos cotidianos gracias a la pensión de 1.600 euros mensuales (unos US$2.000) que él recibe como jubilado por 32 años de trabajo en la Audiencia Nacional y en otros dos sitios.
Una pensión aventajada en comparación con el promedio español total de 804,96 euros al mes (US$976), pero también su único ingreso, porque ella no recibe prestaciones.
"Si mi mujer cobrara otra pensión, a esta situación no se hubiera llegado", lamenta Nieto. Habla del impago de la deuda hipotecaria de su hija María Luisa Nieto (40) y su yerno José Antonio González (43) –con dos hijos varones de 11 y 16 años–, los propietarios de esa casa en trámites de desalojo.
Uno de los 1,7 millones de hogares españoles con todos sus miembros desempleados, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La jubilación de los abuelos de esta familia ha sido muy útil para cubrir sus necesidades básicas, sobre todo la comida de los nietos, además de las pocas ventas de piezas de artesanía propias de María Luisa Nieto en mercadillos y ferias.
De ocurrir el desalojo –suspendido por un mes–, Isabel Martín se los llevará a casa con ellos, ahora que uno de sus otros tres hijos acaba de quedarse también sin empleo.
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