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lunes, 3 de septiembre de 2012

¿Sin brújula frente a la pobreza?


La migración del campo a la ciudad ha incidido en la arrabalización en las principales ciudades de RD. 

 Más del 40 por ciento de la población dominicana vive actualmente en condiciones de pobreza, a pesar de todas las cifras de crecimiento macroeconómico que adornan los informes oficiales. 

La pobreza se ha escapado sin ningún esfuerzo del quehacer de los gobiernos y los políticos de la República Dominicana. Les ha dejado, si acaso, una ligera esencia con la cual perfumar sus discursos y reportes para que puedan mostrar un leve olor a pueblo necesitado, que viene muy bien, sobre todo durante los períodos electorales.
  
Entretanto, la pobreza, con todo su maldito esplendor, repta, se arrastra, explota y no se esconde, en los mismos lugares donde siempre estado, y algunos nuevos, asfixiando, nada más y nada menos que al 40 por ciento de la población de esta media isla. Casi la mitad de los dominicanos y las dominicanas, cuya población total, si se hace caso del informe final del XI Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, asciende a 9,445,281 personas. 

Al menos ese 40 por ciento es la cifra sobre la pobreza que ha dado a conocer el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo al publicar la nueva metodología oficial de medición de la pobreza en República Dominicana. Según esos cálculos, 4,037,980 (40.2 por ciento) ciudadanos y ciudadanas de este país viven en condiciones de pobreza, y de ellos, 1,024,881 (10.4 por ciento) sobreviven en la pobreza extrema.
  
Pero ahora, hasta el vocablo se ha tornado elusivo, y los que hasta hace muy poco eran simplemente pobres, en la actualidad pueden ser necesitados, personas de escasos recursos, sectores menos privilegiados, segmentos de la población más vulnerables, creando un eufemismo sociológico que ha alcanzado y de algún modo lastra los esfuerzos asistencialistas que despliegan las autoridades para intentar mitigar el mal y sus consecuencias. Con no muy buenos resultados, la verdad sea dicha.
  
Porque, ya no es cuestión solamente de tratar de ahuyentar un poco la pobreza, sino de enfrentar de una vez la abismal desigualdad que se impone cada día más en la sociedad dominicana y que no deja muchos resquicios para una efectiva lucha contra el ya casi epidémico empobrecimiento de la población

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