Hessel murió el martes a sus 95 años.
"Crear es resistir, resistir es crear", fue una de las freses del texto que es considerado una de las fuentes de inspiración de movimientos como Occupy Wall Street, en Nueva York, y Los indignados, en España.
Stéphane Hessel, su autor, murió en la noche del martes a los 95 años, según informó este miércoles su esposa, Christiane Hessel-Chabry.
Contenido relacionado
Francia: un libro "muy provocador" se convierte en éxito de ventas
En fotos: indignados del mundo retoman las calles
Occupy Wall Street vs. el Sueño Americano
Sobrevivió a un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y se naturalizó francés en 1939, después de que emigró desde su Alemania natal con su familia.
Tras la guerra, Hessel se dedicó a la diplomacia y a defender los Derechos Humanos.
"Les deseo a todos, a cada uno de ustedes, que tengan su motivo de indignación. Es algo precioso. Cuando algo nos indigna, como a mí me indignó el nazismo, nos volvemos militantes, fuertes y comprometidos", dijo en su libro ¡Indígnese! (Indignez-vous!, en francés), que se publicó en 2010, vendió más de 3 millones de copias y ha sido traducido a 32 idiomas.
Segunda Guerra Mundial
Hessel nació en Berlín en 1917 y llegó a Francia a los 7 años. Su madre, una artista, y su padre, un escritor judío, eran amigos de artistas como Marcel Duchamp y Pablo Picasso, así como del cineasta François Truffaut.
Hessel en una protesta en Paris en 2011 a favor de la causa palestina.
Después de una educación en medio de la literatura, el arte y la filosofía, Hesell fue llamado por la armada francesa tras un ataque del ejército a la orden de Adolf Hitler.
Combatió en varios frentes durante dos años y en 1944 fue detenido por las tropas nazis en Francia y deportado al campo de concentración de Buchenwald.
Luego de numerosas tentativas de fuga y el paso por diversos campos de concentración, Hessel escapó en un tren y dedicó el resto de su vida a la diplomacia gala.
Fue nombrado representante para la secretaría general de Naciones Unidas, donde participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Como embajador de Francia ante ese organismo estuvo en África y Francia. Y fue ministro y político por el Partido Socialista francés.
Referente de protesta
Después de su retiro, cuando una pequeña editorial francesa publicó su manifiesto de 32 páginas en 2010, Hessel, ya de 93 años, salió del anonimato.
"No esperaba este éxito, pero puedo entenderlo", le dijo a BBC Mundo en una entrevista que le concedió aquel año.
Su libro, que es un llamamiento a la juventud para que se manifieste en contra de las injusticias y la corrupción, fue citado como fuente de inspiración por varios de los movimientos ciudadanos que durante todo ese año inundaron las calles de Estados Unidos y Europa. Y, quizá también, del mundo, si se añaden dentro de esa misma ola manifestaciones como la Primavera Árabe y las protestas estudiantiles en Chile.
Hessel fue diplomático internacional. En la foto, con el líder tibetano Dalai Lama.
"Es nuestra obligación velar por los principios y valores, porque nuestra sociedad siga siendo una sociedad de la que estemos orgullosos: y no esta sociedad de indocumentados, de expulsiones, de sospechas con respecto a la inmigración; no esta sociedad en la que se cuestionan las pensiones, los logros de la Seguridad Social; no esta sociedad donde los medios de comunicación están en manos de los poderosos", dice el texto.
Durante su carrera diplomática Hessel abogó por causas como la lucha en contra de la desigualdad, la causa de los palestinos por un Estado, la protección del medio ambiente y la defensa de la inmigración y la libertad de expresión.
Hessel fue objeto de críticas, entre ellas la del activista judío francés Gilles-William Goldnadel, quien lo acusó de exagerar su participación en la creación de la la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Según Goldnadel, la prensa de izquierda francesa idealizó como un "santo secular" a quien antes había sido un manifestante y un fuerte crítico de la política israelí.
No obstante, los argumentos de Hessel -que fueron recogidos en ese manifiesto que después de su publicación vendió un millón de copias en diez meses y se regó por internet- tuvieron un enorme impacto.
"Tengo suerte de poder estar activo, andar por ahí, y mi memoria todavía funciona. Pero esto no va a durar mucho y espero un bonito adiós a este mundo cuando sea el momento", había manifestado en conversación con BBC Mundo.
Y este miércoles, tras la muerte del escritor, vuelven a ser recordados.
Redacción
BBC Mundo
BBC Mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario