
En "La madurez de los pueblos exige tiempo" (Amigo del Hogar, 2006), monseñor Arnaiz define las características del líder político de hoy, y cuando se sopesa lo que dice del líder reactivo (falso líder), y del proyectivo (verdadero líder), se concluye en que en nuestro medio abunda el primero, el que se aferra al pasado; el que se traba y atasca en el momento, y crea un clima de derrotismo y pesimismo; el que visualiza problemas donde no existen o exagera las situaciones negativas. El verdadero líder destila esperanza y optimismo.
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