"Para definirte Patria, / nombraré las cordilleras, / los ríos,/ las montañas,/ las cañadas y el rocío que sutil se cuela en las mañanas./ Para definirte Patria/ simplemente despertaré /por el olor de la tierra mojada,/ el canto del gallo/ determinará nuestras madrugadas,/ el aroma del café colado me llevará al surco/ donde la semilla parirá/ el sustento de las almas. / Para definirte Patria, / miraré el horizonte/ reuniré las piezas esenciales/ de esta larga caminata, /exclamando/ con todo el respirar/ de mi cuerpo: Eres como un altar,/ tallado en centenarias caobas,/ bañadas por un haz de luz,/ determinada por el seno principal/ de la idea pura,/ detenida en la cúspide/ de una región, de soles/ de lunas". (Poema de Marcial Báez)
Si se entrega la Loma de Miranda ya no tendremos Patria definida. Habrá una cordillera rota, una loma destrozada, ríos secos, desaparecerá el rocío, el olor a tierra mojada se volverá candente, el canto del gallo dormirá para siempre, el aroma del café se tornará ausente, las amapolas florecidas se morirán de angustia, los pinares altos y hermosos perecerán de rodillas, el surco donde nacen las semillas se enterrará en lo oscuro, las caobas con sus cúspides de soles y lunas ya serán otras cosas, y como dice Marcial Báez en su poema, también morirá "el respirar el cuerpo".
Entregar La Loma de Miranda a esa compañía minera, en busca de lo que no se la ha perdido, es volver a lo que fue la destrucción por parte de los invasores de gran parte de nuestro país. Es exportar lo nuestro, lo tuyo, lo mío, lo que hemos heredado de la Madre Naturaleza. Destruir a Miranda es herir a golpe de balas, palos y cuchillos lo que somos y lo que queremos seguir siendo. De ser así, Miranda será un espacio contaminado que abarcará todo el país. Nacerán niños con discapacidades, mayores en enfermedades desconocidas, aire irrespirable y un sinfín de negatividades ambientales que ni con los miles de millones que se gane la minera nos devolverá la vida, la Patria querida y hermosa, los árboles que la identifican, sus flores que la bañan de olores exquisitos, sus deliciosas frutas, sus ríos que nos nutren de agua, y sobre todo nos matará a campesinos inclinados ante una tierra fértil.
Las mineras siempre han sido un pecado original. Por ellas ha habido guerras, asaltos, muertes, invasiones, mentiras, falsedades y cuenta la historia cómo esclavizaban a la gente del pueblo para sacar el oro. Ahora, aunque cada vez se utilizan menos las manos, se continúa esclavizando. Hay que ver también cómo las mineras no pagan lo que tienen que pagar, ni por lo que cuesta el trabajo día a día, ni por las enfermedades y las jubilaciones. Y luego dicen que no ganan lo suficiente y por eso no pagan al Estado y hay que esperar por años a que se llenen los bolsillos ¿Y entonces? ¿Para eso hay que entregarle La Loma de Miranda? Pues no, que se vayan a freír tuzas a otra parte.
Denver, Colorado
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