Por Tirso Mejía Ricart
Un caso antológico de prejuicio por intereses es el de los chinos en California, un enorme territorio conquistado de México y semidespoblado, que se convirtió en pocos años en la meca a la que todos querían acceder por la “ fiebre del oro”. Los norteamericanos de origen europeo cruzaban el Continente hacia la costa occidental en busca de fortuna fácil y rápida. En cambio, los chinos cruzaban el océano Pacífico y se conformaban con trabajar en servicios domésticos, lavanderías, abastos, en la construcción y en minas por bajos salarios.
Para ese entonces, los chinos gozaban de aprecio con los norteamericanos de origen europeo, que los calificaban de laboriosos y honestos, que contribuían al desarrollo del estado. Pero a partir de los años setenta del siglo XIX, terminada la fiebre del oro, los chinos fueron objeto de gran discriminación y terminaron por ser excluidos de los beneficios de las leyes sociales.
Así, casi todo el Medio Oriente estuvo por siglos bajo dominio del Imperio Otomano, con capital en Estambul, que era musulmana. Tras la caída del imperio, ingleses y franceses se repartieron sus tierras, que dieron origen a varias de las actuales naciones, en las que influyeron facciones religiosas predominantes y las tribus y mezclas étnicas para participar en el poder, origen de muchas de esas naciones, en la que participaron italianos y españoles como “accionistas minoritarios”. Religión, tribus, metrópolis de adopción, etnias y clanes familiares dieron origen a los actuales estados del Medio Oriente.
En el caso de Palestina se dieron al mismo tiempo las tres fuentes de prejuicios; las étnicas, (aunque tanto los judíos como los palestinos son semitas) religiosos (porque cerca de ahí nacieron las tres grandes religiones monoteístas de la humanidad; judaísmo, islámicos y cristianismo); y nacionalismo (que convivieron en paz por siglos bajo el Imperio Turco, y solo hacia el final de la primera Guerra Mundial se inició el Movimiento Sionista, que atrajo a miles de judíos a Tierra Santa y los palestinos de origen árabe despertaron su nacionalismo, pero divididos entre shiitas y sunnitas.
En 1984, en ocasión de una conferencia sobre Palestina que yo presidí en Ginebra como coordinador del grupo Latinoamericano (GRULA) propuse que ese problema se resolvería con una autopista elevadadesde Gaza a Cisjordania, más la internacionalización de Jerusalén. Se me escuchó pero nada cambió.
En cuanto a La Española los prejuicios son atenuados por tener ambos pueblos bastantes rasgos en común, pues su religión oficial es la católica, aunque con otros ritos de origen africano. Los haitianos quieren entrar libremente al país y los dominicanos explotarlos como extranjeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario