Marta Harnecker está de regreso con un pensamiento renovado. Desde su perspectiva, el escepticismo hacia la política y los políticos, así como la falta de propuestas alternativas, son los principales retos que enfrenta la izquierda actual. Signo de su transformación es el entusiasmo que expresa ante la portada de la edición canadiense de su última obra: La izquierda en el umbral del siglo XXI. Haciendo posible lo imposible, que muestra una fotografía de las protestas del movimiento antiglobalizador en Quebec. En cambio, le disgusta que la latinoamericana mantenga los retratos de Marx y el Ché. "Es como anclarme al pasado"
Lleva escritos 40 libros, la mayoría testimoniales, pero todos la recuerdan por uno: Los conceptos elementales del materialismo histórico, publicado en 1969, que ni la misma autora sabe en qué edición va: "Creo que 63 o 64". La cifra no es sorpresiva si se considera que en los años de los setenta y ochenta no hubo estudiante de nivel medio que consiguiera evadir el texto. Generaciones de latinoamericanos lo aprendieron de memoria, convirtiéndolo en una especie de catecismo laico. A la caída del campo socialista aquella influencia volvió a la investigadora chilena centro de toda clase de críticas y descalificaciones.
Fueron tiempos duros, un poco más llevaderos porque los vivió en Cuba, al lado de su compañero, el recientemente fallecido Manuel Piñeiro Losada, Barba Roja. Procreó una hija y reflexionó sobre las experiencias socialistas fracasadas. Se replanteó el concepto de política. Ahora ve a ésta como el arte de construir fuerzas y para ello, explica, hay que estar donde se encuentra la gente, junto a los movimientos y los actores sociales.
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