Después de décadas de labor enfocada en vigilar a países débiles como la República Dominicana, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha venido poniendo cada vez más atención sobre las economías de los países desarrollados.
El último turno le tocó a Japón, el país avanzado con más alto porcentaje de deuda pública respecto del PIB. En su reporte sobre la economía japonesa, el Fondo, que es hábil combinando elogios y críticas, felicitó al gobierno por estar sacando al país del estancamiento que ha sufrido por muchos años, pero añadió que no está aplicando reformas básicas y carece de un "plan creíble" para reducir su deuda y sostener el crecimiento en el largo plazo.
Copiando prácticas de otros países, el gobierno japonés ha elevado la cantidad de dinero en circulación y aumentado el gasto público, lo que ha hecho crecer la economía, pero no ha tocado sus problemas estructurales.
El FMI pronostica que el PIB del país crecerá un 2.0% este año, pero sólo un 1.2% en el 2014, debido a que en abril del año próximo está programado un aumento del 5% al 8% en el impuesto a las ventas, para mitigar el alza de la deuda pública, que este año llegará a un 250% del PIB. Se debate, en consecuencia, si conviene o no aumentar ese impuesto, el cual está llamado a llegar al 10% en el 2015.
El FMI apoya el impuesto, pues su preocupación es que las emisiones monetarias y el mayor gasto público reducen el valor de la moneda y hacen subir la inflación, lo que eventualmente hará que las tasas de interés aumenten y con ellas el costo de financiar la deuda pública, al mismo tiempo en que el envejecimiento de la población incrementa la presión de las pensiones y los gastos de salud. El Fondo cree, por lo tanto, que sin medidas complementarias, como son incorporar más mujeres a la fuerza laboral, permitir más inmigración, abrir mercados a la competencia y reducir costos de producción, la política seguida por el gobierno puede ser un arma de doble filo.
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