Por Tony Arias Gil
Es de gran satisfacción cuando las
grandes empresas entienden que ser responsables va más allá que ser
ecológicamente eficientes. Cuando entienden que ayudar a producir riquezas
entre las micro y pequeñas empresas es una opción viable, tanto económica, como
socialmente. El Mercadito de Ágora que todos los sábados es una opción para 515
expresiones económicas, es un buen ejemplo de ello.
Dar lata, es una expresión popular en
República Dominicana. Pero también fue la idea de negocios que generó Maribel
Pacheco luego de participar en el Mercadito vendiendo las galletas que horneaba
con su madre. La demanda fue creciendo y junto a su cuñado desarrollaron su
idea de negocios empacando el producto en latas de pinturas decoradas. De donde
surge: para Dar Lata.
La historia de Maribel, es una de esas tantas que
nos hizo llegar a través de una presentación Ágora Mall. En ella, Maribel dice
que Dar Lata ya no es un hobbie, sino “un negocio con posibilidad de
crecimiento real”, que surgió de “algo eventual”, y que hoy día le
ha permitido educar a sus hijas, comprar equipos, sentirse una emprendedora y
tener “la satisfacción que tengo de que las galletas de mi madre se
reconozcan”.
El Mercadito de Ágora no es más que
una feria semanal en la que microempresarios, artesanos y fundaciones que
producen sus propios productos, tengan un espacio para visibilizarse y vender
lo que hacen entre los más de 30 mil visitantes diarios de la plaza.
Estos son los objetivos que se ha
establecido la empresa: Motivar la comercialización de productos dominicanos,
destacando su capacidad de crear e innovar y fomentando el aprecio de las
raíces culturales y los valores dominicanos; llevar una propuesta
diferenciadora a sus visitantes; generar interés sobre la oferta única del mall
y motivar visitas al mismo.
En la actualidad participan unos 515
microempresarios, 240 del área alimenticia, 174 de artesanía, 16 Fundaciones, 3
clústeres, 6 artes plásticas, 41 variadas y 35 interactivos. Participan
iniciativas comerciales de Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata, San francisco
de Macorís, Jarabacoa, Barahona, Seibo, Higuey y Miches. El promedio de venta
cada sábado es de 6 mil a 10 mil pesos.
Según la información brindada por
Ágora, los micro y pequeños empresarios han logrado abrir nuevos mercados a
través de sus inquilinos y clientes potenciales, como son los casos de Pasta de
pollo Yireh y Vinos Johanna que se venden en Cosas de mi País. Así mismo
Galletas de Vainilla se convirtió en proveedor de Café Santo
Domingo. Mientras que las mujeres de Chocolate Chocal de Altamira y
Jabones artesanales se vende en Tienda Orgánica.
El nivel de responsabilidad de la
empresa grande no se limita a ceder de manera gratuita un espacio comercial con
un valor económico. Sino, que además tienen una alianza con el Ministerio de
Industria y Comercio para capacitar a estas personas y entidades y otorgarles
herramientas para desarrollar sus ideas o sus negocios.
En ese sentido han ofrecido talleres
de ¿cómo gestionar y hacer crecer mi negocio?, charla sobre la
Asociatividad y Acceso a Mercados, propuesta de Valor y generación
de modelos de negocios.
Armando Rojas es un pintor que da su
testimonio de cómo el Mercadito de Ágora le ha ayudado a promover sus ventas.
Una historia de un microempresario que ha visto como una empresa grande le abre
las puertas para que pueda vender más. Un concepto de solidaridad empresarial,
coo-petencia, en realidad una actitud responsable, de una empresa responsable.
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