El carisma se puede definir como una facilidad innata de hacerse querer, es un poder de atracción, es puro magnetismo personal.
El carisma tiene un fundamento esencialmente genético:
Unos (pocos) nacen con carisma y otros (la mayoría) no.
No obstante, aunque resulta muy difícil adquirirlo, sí se pueden aprender ciertas técnicas que permiten suplir parcialmente su ausencia o a realzar aún más el carisma que uno ya posee.
Es muy difícil precisar por qué una persona tiene carisma y otra no, pero la realidad es que el primero "enamora" y el segundo produce "indiferencia".
El líder carismático genera admiración.
El carisma facilita enormemente el camino hacia el liderazgo, si bien no es una condición indispensable:
Se puede ser un extraordinario líder sin tener carisma y se puede tener muchísimo carisma y no ser un líder.
La característica que define a un líder carismático es su capacidad de seducir, tiene una personalidad enormemente atractiva con la que consigue atraer a los demás miembros del grupo.
El carisma permite unir el grupo alrededor del líder.
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